Acabo de ver La Profecía o The Omen del año 1976, una producción de la 20th Century Fox con Gregory Peck como protagonista. Ha sido interesante, no es primera vez que la veo, pero sí la más reciente. La película es elegante tanto por sus paisajes como por su trabajo en efectos especiales prácticos, pero pienso que el argumento es bastante torpe, siendo a veces las reacciones muy estúpidas.
La historia comienza con Robert Thorn en Roma contándole a un sacerdote que su hijo ha muerto tras nacer, el padre le aconseja adoptar a un niño recién nacido que se encontraba en las instalaciones de su iglesia para compensar la pérdida, cosa que me parece bien, pero también se añade el detalle de que Robert nunca le cuenta a su esposa (Katherine) que el hijo no es suyo, es decir, ¿cómo diablos pasó eso? ¿debo suponer que ella estaba inconsciente? ¿y de acuerdo a qué lineamientos hospitalarios esto es correcto? Supongo que no puse suficiente atención. Luego, pegamos un salto a cinco años en el futuro dónde Robert es Embajador de Estados Unidos en Reino Unido (cosa que no aporta mucho a la trama y nunca se explota adecuadamente), en medio de una fiesta de cumpleaños para pequeño Damian (hijo adoptivo de Robert y Kathy) una niñera un poco incómoda se suicida, pero nadie parece actuar frente al hecho de un cuerpo cuelga desde el techo de la mansión la familia Thorn, al menos no por un momento, ya que se producen gritos y alboroto, pero acto seguido todos guardan silencio. Y bueno, este tipo de situaciones irreales suceden constantemente, cómo cuando el embajador deja que la nueva niñera mantenga un perro en la casa durante un par de días cerca de su hijo en vez de botarlo en ese mismo instante.
En general las actuaciones están bien, excepto para el protagonista, que me parece bastante insípido y poco interesante, quizá es sólo su personaje. Del mismo modo ningún personaje se desarrolla plenamente ni nos los presentan a modo que sean interesantes, lo que hace difícil interiorizar lo afectados que están ellos durante el acontecer de los eventos -- ésto me hace pensar que en cierta forma esta película funciona muy bien como un antecedente a las películas slasher que alcanzarían su auge en los 80's --. El fotógrafo es un personaje clave, pero no conozco sus miedos ni motivaciones, sólo se ve involucrado en la historia cuando sus fotografías comienzan a materializar "presagios" (omens), pero esto nunca se cuestiona, ni explica, NI SE UTILIZA, es decir... básicamente el tipo tiene una herramienta a su favor ¿por qué no la usa? Ya luego de su muerte pierde importancia.
La banda sonora es agradable, pero más empleada; la película se esfuerza mucho en crear conmoción mediante el contraste entre escenas muy felices con escenas impactantes en un comienzo, y para esto hacen uso de la música acogedora que invade el ancho de las secuencias, pero queda muy aparatoso y hasta molesto, como si surgieran ganas de bajar el volumen a las constantes acompañamientos de cuerdas en situaciones muy obvias como cuando nos presentan la nueva vida que tienes Robert, Kathy y Damian en Reino Unido. Aún así, el tema principal es soberbio y potente, lo abría reservado únicamente para el final, pero bueno.
Como un todo es muy lineal y expositiva, cómo si el escritor pensara que la gente es idiota y cada cosas que sucede debe ser narrada en pantalla por algún personaje, supongo que se debe a que la película bebe más de la tendencia teatral de los filmes de los sesentas.
Quizás estoy o siendo muy duro o muy ignorante, de cualquier manera ha sido interesante. Valoro los efectos especiales como cuando el fotógrafo pierde la cabeza (literalmente) y cuando Robert se clava parte de la reja en el brazo, son efecto malísimos, pero al menos son creativos.
Imagen. Fotograma de Escena en el Parque Bishop
-- Julian Bosch
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